Peleas por mi cuando a mi ya me han
vencido, eres un hombro en el que depositar las lágrimas que aún no
he vertido.
Si me alejo a la otra orilla para
olvidarme de todo tú conversación hace de puente y evitas que lo
pague con la gente.
La distancia separa ciudades, no
corazones, acortas, y todo lo que me aportas sin quererlo, sin
saberlo. Me aportas seguridad, la seguridad de saber que en cada
bache tú vas a estar, de cada tropiezo tú me vas a levantar.
Y a veces cuando no se que me traerá
el futuro, cuando quiero darme por vencida tu me animas, cada día te
superas y me haces ser mejor persona, tan puro sentimiento que sin
verte ya sonrío, tan puro sentimiento que al escribir es cuando me
río. Conviertes todas mis lágrimas en sonrisas.
Te comprendo, me comprendes, cada vez
más seguro que nacimos para encontrarnos y apoyarnos.
Eres la suerte que aparece en una mala
racha, la persona que aparece para decirme que afloje cuando yo ya me
doy por vencida. Puede que no crea en el destino pero tu viniste,
apareciste, surgiste de la nada y sé que no fue una decisión
aleatoria. Tan atenta a mi, a mis problemas y si fallo y me confuno
siempre tienes la respuesta para hacer que me sienta mejor.
Siento que junto a ti todo es más
posible, insustituible, eres el tacto a lo que no ves.
Sabes que estoy aquí, no voy a irme.
Creo que ya sobran todas las palabras. Por muchos kilómetros que nos
separen sólo resumirte que te siento cerca.
ISZ.