miércoles, 14 de noviembre de 2012

El tiempo hasta es capaz de olvidarte.


Hoy es otro de esos días en el que no te sientes lo suficiente y que cualquier cosa que te hagan terminará por derrotarte.
Lo estoy viendo, lo estoy viviendo y mientras voy atrapando mis lágrimas con las manos, aquellas lágrimas de unos ojos de cristal donde llueve dentro cuando te recuerdo.
Tu te callas, ya se que todo esto significa el final, como si todo lo que hicimos un día el uno por el otro hubiese sido un capitulo más de mi imaginación. No tienes nada que decirme, lo entiendo, demasiado difícil quizás.
Dicen que hay que quedarse con todos los momentos buenos pero no te puedes quedar sólo con los buenos si los malos se han convertido en herida, si, de esas que tardan en cicatrizar, y algunas ni si quiera lo hacen. Es una herida viva, una herida que provocaste tú en cada palabra de despedida, de desprecio, de hacerme sentir como la última mierda. Aún no entiendo que ganabas haciéndome sentir así.
Ya no queda nada de mí, te llevaste tanto mis fuerzas como mis ganas de sonreír, solamente tú me hacías llorar riendo. Ahora puedes tomar todo lo que tengo, total, ya has destrozado todo lo que soy, o más bien era. Me hiciste de papel, y con el más mínimo corte se que me voy a derrumbar. Sigue adelante e intenta derrumbarme, lo poco que quedaba de mi se fue contigo, pero a pesar de todo sigo aquí, puede que con muchas ganas de caerme del todo y no dejar que nada ni nadie me levante, pero tengo que ser fuerte por todas esas personas que depositan todas sus fuerzas en mi, que me ayudan a seguir adelante, tú vas a formar parte del pasado, porque cada vez con más fuerza estaré levantándome del suelo, cueste lo que cueste.
¿Tendría que perdonarte cuando tú todo este tiempo has observado como me desangro sin hacer nada? No, el tiempo pone a cada uno en su lugar, y estoy segura de que tú estarás en el lugar que te mereces. Cada parte de mí se fue contigo, y las pocas que se quedaron conmigo están rotas, pero resisto los golpes, pongo los pies en el suelo y no voy a dejar que ni tú ni nadie me mueva, sería un gusto para ti verme caer, no te voy a dar ese placer.
Corre, ven, intenta tirarme, no lo vas a conseguir porque yo te haré desaparecer de mi cabeza. Ese largo camino lleno de piedras que un día decidimos pasear juntos se ha dividido en dos, yo cogeré el mio y le pienso seguir hasta el final, sin ti.
Espero que algún día valores lo que habías tenido y te pares a pensar, o que al menos valores a la próxima persona que tengas delante de tus narices.

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